La mentalidad española

Desde donde estoy, teniendo a España en la lejanía, a veces me da la sensación de que veo a mi país a través de las noticias que me llegan de él, como por un telescopio. A veces el instrumento está colocado en la posición correcta, y me ofrece una imagen de las personas y las situaciones magnificada y exagerada, con un tamaño mayor del que posiblemente tienen en la realidad. Otras, parece que el aparato se ha dado la vuelta, y su óptica devuelve un cuadro del país empequeñecido, rozando lo ridículo, resultado de coger el artilugio por el lado incorrecto.

Sea como sea, el tiempo pasa, y la crisis no se resuelve. De hecho, empiezan a aparecer datos que indican que las reformas no están funcionando y yo no puedo evitar pensar en más de una ocasión que en algunos frentes vamos hacia atrás, como se ha puesto de manifiesto por ejemplo en la rocambolesca historia protagonizada por los controladores aéreos, que se ha saldado con la primera declaración de Estado de Alarma de la democracia.

Pero no, no es de la actualidad de lo que quiero hablar hoy, sino de algo más general. Porque precisamente desde esta distancia a la que me encuentro, creo que es más fácil apreciar ciertos ingredientes de lo que se cuece en España que estando metido de lleno en la olla que mucho me temo que en estos momentos está a una temperatura más que considerable. Sí, hoy me ha dado por intentar disertar sobre eso que algunos llaman «la mentalidad española», y que otros intentan negar con los argumentos de que lo que vive España no puede ser una simple consecuencia de que está llena de españoles (como hace Roger Senserrich aquí, por ejemplo) y que usando los incentivos adecuados, todas las sociedades humanas reaccionan de formas parecidas. Yo empiezo a estar en la idea de que no, de que la mentalidad pesa, y mucho, en la manera en la que actúa un país y una sociedad. Llamémoslo cultura, llamémoslo educación, llamémoslo como queramos. Yo mantengo la denominación «popular» de «mentalidad española». Pero…¿qué es esa «mentalidad», cómo podríamos definirla? No es fácil, desde luego, y yo voy a recurrir a una ristra de ejemplos para definir algo tan etéreo como una «mentalidad». En la medida en la que estemos de acuerdo en que lo que describen los ejemplos es «típico de España» podemos estar acercándonos a darle forma a esa «mentalidad» que intento definir. Como la lista de ejemplos no va a ser corta, les invito a hacer click en la frase autoexplicativa (en inglés, eso sí) de más abajo para seguir leyendo:

Vamos allá, sin más. ¿Qué es la mentalidad española? La mentalidad española es…

• Lo que hace que los controladores aéreos actúen como niños pequeños que simulan estar enfermos ante sus padres para no ir al colegio, y que después se caguen con las patas abajo cuando son descubiertos por los profesores haciendo novillos.
• Lo que hace que en una clase española, el que más suspende y más gansadas hace es el más popular y el más «guay», y que el acabar una carrera de 5 años en 10 sea «gracioso» y no una vergüenza.
• Lo que hace que en las Universidades españolas, los alumnos vayan a las clases o bien a ligar, o bien a dormirse mientras escuchan a un profesor que lee en voz alta año tras año el mismo libro o los mismo apuntes, en vez de acrebillar a preguntas a los catedráticos, como se hace en otros sitios. Evidentemente esta última actitud en las aulas hace que los profesores, por miedo a no saber responder a los alumnos en clase y hacer el ridículo, repasen sus temarios y actualicen sus conocimientos más que los que tienen en clase a durmientes o aspirantes a casanovas. Ni que decir tiene que en los países en los que los Universitarios actúan de manera diametralmente opuesta a la de los españoles, los bares de las facultades solo se llenan a la hora de las comidas, para quedar desiertos después (y no al contrario, como en los españoles).
• Lo que hace que un 70% de universitarios aspiren a ser funcionarios, lo que ellos creen que es un trabajo en el que no se hace nada, y se cobra mucho.
• Lo que hace que el que más trabaja en una empresa española sea el «tonto», y no el empleado al que sus compañeros admiran y reconocen, y cuyo esfuerzo el empresario recompensa justamente.
• Lo que hace que el jefe en España, en el bar de abajo sea un cabrón, y en la oficina, mientras todos escuchan,  una excelente persona y profesional, insustituible e ideal para su puesto.
• Lo que hace que un empresario despida a un trabajador con experiencia para sustituirlo por un becario que cobra la mitad o menos, y encima el empresario piense que ha hecho el negocio del siglo.
• Lo que hace que la gente, mayoritariamente permanezca en sus casas sin manifestarse mientras le cuelan una tras otra, leyes que rebajan su calidad de vida, pero salgan enfervorecidos a la calle cuando su club de fútbol desciende de categoría, o cuando un conjunto de personas que no conocen de nada, ganan algo que afecta tanto a sus vidas como un mundial de fútbol.
• Lo que hace que varios españoles reunidos en un bar, crean dar todos los fines de semana con la solución a la situación de España, y que tracen un plan perfectamente detallado de lo que harán a partir del lunes para mejorar su situación y la de su país. Lástima que esa «mentalidad española» sea lo que hace también que esos planes se olviden a los 5 minutos cuando alguien decide invitar a una ronda más, y que con suerte, lo máximo a lo que llegan esas ideas revolucionarias es a un grupo de facebook o a una entrada en un blog.

Porque oye…a ver si va a ser que la mentalidad española no es más que el resultado de la mentalidad de la suma de los españoles, y ¡coño, mira!…a ver si eso va a resultar ser «España» en si misma. Y oye…¿eso no se arreglaría con educación? Si bueno, con educación, pero con educación en sentido amplio, esa que empieza con los padres, pasa por la tele, y termina en los colegios. Bueno sí, que lo mismo es eso…oye. Pero por cierto…¿habéis leído el último informe Pisa? ¡Ay payo! ¿Pero eso qué es lo que es? Pues no sé…creo que es un informe de esos que dicen que España tiene un sistema educativo bastante mediocre.

Ay, mira…a ver si va a ser que los países que tienen una educación mediocre, son países mediocres. ¡Anda que si es eso! Y el país en Estado de Alarma…

Me ha salido un final muy Desclasado. Yo también he hablado.