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¿Quién trabajará en la España del futuro?

julio 29, 2009

Es evidente que mucho se está reflexionando sobre esta cuestión últimamente. Y muchos son los post en los blogs que frecuento que hablan del tema, de manera directa o tangencial, entre ellos, este interesante post de «Lo dudo mucho» que intenta poner en su contexto al sector turismo en el tan traído y llevado cambio de sistema productivo que según muchos, debe abordar España. Otro post o artículo que contiene también muchos elementos interesantes y que se deberán abordar tarde o temprano, es esta lectura que reproduce el blog «Todo lo que sea verdad» (ver blogroll), y que ofrece numerosos puntos de debate. Para responder a la pregunta de digamos, economía-ficción, que me planteo en esta entrada, hay que ahondar sin duda, como hacen los dos enlaces anteriores, en las profundidades, tanto del sistema productivo español, como del propio sistema económico mundial. Evidentemente estas son tareas más para un voluminoso libro que para una entrada en un blog, sin embargo me gustaría aportar algunos datos y mi humilde opinión acerca de tan controvertidos temas, todo ello, debido a su extensión, después del salto de página.

Lo interesante del citado artículo sobre el consumismo, es su enfoque, en el que puede observarse la paradoja de que el consumo, puede ser a la vez parte de la solución y también un  problema en esta crisis. El sistema económico mundial es tan complejo y con tantas interrelaciones, que presenta propiedades propias de la Teoría del Caos (tales como dependencia sensible de las condiciones iniciales, imposibilidad de los modelos lineales de predecir las conductas del sistema, y un largo etcétera). El consumo, es necesario para activar la economía, generando producción y empleo, pero mal entendido, lleva al crédito excesivo, tan pernicioso para la misma como estamos comprobando en la actualidad. Pero el consumo ha ido generando un problema adicional, un problema que se ha gestado durante el proceso de globalización y deslocalización de la producción. Se ha producido un fenómeno en el que el capital, buscando unos salarios más bajos en el factor trabajo, ha cerrado centros productivos en países del «primer mundo», para trasladarse a otros del «tercer mundo» o «en desarrollo», pero a la vez no ha atendido el problema de quien consumiría estos productos fabricados a bajo coste, si esta deslocalización genera paro en el país de origen. Este bucle perverso lo están sufriendo muchas economías europeas en la actualidad, a la par que otras menos desarrolladas se benefician de la llegada de capital extranjero, animadas por los bajos salarios (fenómeno que sin duda está amortiguando los efectos de la crisis en ciertos países). Pero…¿cual es el efecto global de todo este movimiento? La pregunta es difícil de responder, y la dejo en el aire para abordarla en otro momento. No obstante, para los fines que me propongo en la entrada, habría que plantearse si a España no le quedan más alternativas que bajar su nivel salarial, o ver como parte de sus recursos productivos y generadores de empleo se localizan en países con menores costes salariales. Una tercera opción, consistente en modificar su modelo productivo, será tratada más adelante en esta misma entrada.

En mi opinión, el binomio consumo-producción, será uno de los generadores de cambio social más importantes del futuro, si no lo está siendo ya. Porque la sociedad entera tendrá que afrontar el problema de que las altas productividades alcanzadas por el sistema a base del uso intensivo de tecnología y capital, acabarán haciendo a un sector cada vez más importante de la población innecesario para el sistema, en términos de trabajo. De ahí el creciente problema del paro, que tan complicada solución tiene en las economías actuales, y que persiste se tomen las medidas que se tomen. Y eso es así porque es un problema de fondo, sistémico, y consecuencia de la economía real y de las propias características de los procesos productivos modernos.

Lo cual nos lleva al tema de la tecnología, y del peso de ésta en el modelo productivo español. Muchas son las voces que señalan que el giro de la economía española debe de darse hacia un modelo en el que los productos de alto valor añadido tenga un peso mayor que el que han tenido hasta ahora, contraponiéndolos con el actual modelo, en el que ha predominado el turismo y el sector inmobiliario. Las mismas voces apuntan insinuantes y sin concretar demasiado al sector de la tecnología punta en todas sus vertientes. Sin embargo, un análisis más detallado, revela que el sector tecnológico no es, en la mayoría de los casos, un sector de valor añadido, ni siquiera por encima de la media, como puede verse en la siguiente tabla, extraída del libro de Paul Krugman «Foreign Affairs»:

valor añadido

Por lo tanto, la idea de que los sectores tecnológicos o relacionados con las TICs son de alto valor añadido, tiene más de mito que de realidad, o parte de una visión interasada, cuando no directamente errónea de los políticos. Lo cual por otro lado, sigue la lógica de que los sectores de más valor añadido son los que emplean de manera más intensiva el factor capital (puesto que el capital fluye naturalmente hacia ellos, para obtener un mayor beneficio y rendimiento). A esto hay que añadir, que tanto las tecnologías de la información como la alta tecnología, suelen ser sectores en los que el empleo del factor trabajo no es especialmente intenso, con lo cual difícilmente podrán resolver el problema del paro español, máxime cuando el perfil tipo del desempleado nacional es el ex-trabajador de la construcción: poco formado y con pocas posibilidades de integrarse en el sector tecnológico.

Por todo ello, una de las conclusiones que habría que sacar de todos estos datos (y muchos más que cabría traer a colación) es que aunque España debe sin duda cambiar su modelo productivo si quiere salir de esta espiral de desempleo y posible deflación en la que está entrando, no debe ser a costa de renunciar a sectores tradicionales, como la construcción o el turismo, si no que debe integrarlos en el nuevo modelo, dado su enorme peso en la economía, con otros que hagan equilibrar la maltrecha balanza de pagos nacional. El como se ha de afrontar tamaña reconversión, es aun a fecha de hoy una enorme incógnita que tanto este como futuros gobiernos tendrán que acometer.

16 comentarios leave one →
  1. Rafa permalink
    julio 30, 2009 8:49 am

    Perfecto análisis. Permíteme que lo complemente con una idea: a este paso, la deslocalización la van a protagonizar, además, los profesionales que quieren progresar en sus carreras y vivir mejor. Esto provocará un éxodo de mano de obra cualificada que limitará la capacidad de mejora de la economía.
    En España vivirán los parados y mano de obra barata. Vivirán de las subvenciones y de la famosa economía sumergida, pero no de la economía «activa» a la que nos habíamos acostumbrado.
    El análisis político de este movimiento no cuadra en este post.

  2. julio 30, 2009 8:58 am

    No hay ningún análisis político en el post, o al menos no ha sido la intención. Simplemente hay una constatación del discurso de los políticos (que por cierto es bastante parecido en cuanto a este tema, sean del color que sean).
    Es cierto que me he dejado lo que mencionas, acerca de la deslocalización de los profesionales. A menos que España cambie el modelo, y los profesionales valiosos y bien cualificados puedan hacer una carrera decente en España (sin pasar por ejemplo por la humillación de ser un eterno becario que soportan la mayoría de investigadores españoles), será relativamente inevitable que se produzca un éxodo de muchos de esos profesionales hacia países en los que sean más valorados. Fuga de cerebros que sería otro problema a sumar para la España del futuro.

  3. julio 30, 2009 5:47 pm

    Cambiosocialya:

    Gracias por el enlace.

    Creo que ya he dicho estas cosas alguna vez, pero vienen al caso:

    Desde comienzos de la revolución industrial se viene advirtiendo de que el desarrollo tecnológico traerá desempleo. Desde un poco más tarde, cuando se integraron otros países y se empezaron a llevar fábricas a países pobres, se dice lo mismo de la deslocalización.

    La historia muestra que ambos temores son infundados.

    Si las empresas se van de España a lugares donde los salarios son más bajos es porque en España son más caros, y esto es porque los trabajadores en España pueden aspirar a trabajos con mejores salarios. Estos trabajos existen, o bien porque no pueden llevarse afuera o porque los trabajadores españoles pueden hacer cosas con más valor que los de otros países. Esto son medias, por supuesto.

    Hay otra posibilidad: que los trabajadores españoles no sean, después de todo, tan productivos, pero que hay razones por las que no pueden bajar los salarios (sindicatos, políticas salariales,…). En este caso se le estará haciendo un flaco favor al trabajador, que se le manda al paro en lugar de darle otro trabajo (menos remunerado, eso sí).

    En general, la razón no será esta última las más de las veces. Así que, al pregunta de ¿quién trabajará en España? La respuesta será: los que hemos venido trabajando en el último siglo y más (mujeres inmigrantes que se han incorporado al mercado).

    No me preocupa que algunos trabajos que ahora se hacen en España se vayan a países en desarrollo, es lo normal y lo que uno esperaría de nuestro desarrollo y de los otros países. Me preocuparía que una empresa china viniera a España porque los salarios son más altos en China.

  4. julio 30, 2009 6:00 pm

    Como posibilidad, yo planteo lo que ofrece el Proyecto Venus, idea basada en una economía de recursos en vez de monetaria. Se plantea que no seremos las personas la que trabajaremos. Es obvio que el sistema económico tiende a la eficiencia, y eso provoca desequilibrios como los que indicas en el post. ¿A qué llamamos eficiencia en economía? A producir más por menos y que esa producción sea consumida en su totalidad. Aquí hay dos aspectos: la producción y el consumo. La producción, cada día más, es realizada por automatismos, que son más eficientes a nivel general que las personas para la mayoría de las tareas (excepto para las muy especializadas, y aún así también se conseguirá). Esto generará cada vez más paro, evidentemente, pero como se indica en el Proyecto Venus, el hecho de que la producción sea automatizada quitará al trabajador de trabajar, lo que implica que puede dedicarse a otras cosas. Es decir, se habla de la perspectiva de que, económicamente, el intercambio en la mano de obra de humanos a máquinas no producirá realmente paro, puesto que la maquinaria del sistema sigue funcionando más eficientemente. Pero es una diferencia semántica: para el trabajador que ha perdido su empleo, si hay paro: el suyo. A lo que nos llevará esto es a que el Estado tendrá que reorganizarse y dejar de depender de una economía basada en dinero a una basada en recursos. Actualmente, por ejemplo, la UE ya produce tal excedente alimentario que tiene que exportarlo o tirarlo. Es decir, que en una gran cantidad de productos, perfectamente podrían poner se a precio de coste o incluso el Estado podría encargarse de suministrarlo a los ciudadanos. Se plantea, en el Proyecto Venus, que llegue un momento en que el Estado sea quien se encargue de proporcionar los recursos a los ciudadanos, en vez de que sean estos los que tienen que conseguirlos. La ciencia ya permite una explotación más que eficiente de muchos recursos, y lo será para todos en un tiempo no demasiado grande.

    ¿Que es ficción? Ahora mismo sí, pero es más que plausible. El gran problema para realizar algo como esto es, como siempre, la política. Al sistema no le interesa cambiar, incluso aunque la ciencia y la tecnología den la posibilidad de hacerlo. El poder manejar los hilos da un subidón que no podemos desdeñar. Pero sí, en algún momento se tendrá que dar salida al hecho de que haya un paro descomunal porque prácticamente casi todas las tareas sean realizadas de forma automática. En ese momento, o se plantea un movimiento como el que postula el Proyecto Venus, o nos vamos encontrar con un problema realmente muy gordo, que por supuesto los políticos no van a saber solucionar porque no tienen capacidad para ello.

  5. julio 30, 2009 6:58 pm

    Yo la verdad, como todo, los datos son interpretables, pero vamos a intentar verlo todo con la mayor perspectiva posible.

    Los economistas digamos de corte más liberal, mantienen que el efecto de la globalización y la descentralización es siempre positivo para todo el mundo, lo cual me parece cuanto menos una idea de lo más ingenua. Porque como todo, tendrá sus ventajas y sus inconvenientes, y me niego a admitir que no hay ningún perjudicado en este proceso.

    Y particularmente me extraña que desde España se mantengan estas tesis, y precisamente en este momento. Creo que con los datos en la mano, hay que admitir que el paro está aumentando de una manera alarmante en España, aunque desde luego no por una única causa.

    Yo llevo pensando desde hace mucho tiempo, que el proceso de tecnificación tiene que desembocar obligatoriamente en un creciente paro, pese a que los gobiernos se inventan lo imposible por crear trabajos que en el fondo no son necesarios (en la administración pública, fomentando la creación de empresas que en un gran número desaparecen en su primer año de actividad evidenciando que eran inviables más allá de las subvenciones, y el último invento, manteniendo «ocupados» a los desocupados en cursos de formación para sacarlos de las estadísticas del paro). Y aún así el paro persiste, y se hace casi «estructural». Es decir, existe una incapacidad del sistema al intentar ocupar a la población activa.

    Pero bueno, ya veremos en qué acaba todo esto. Pero sin duda el reajuste va a ser (está siendo) muy fuerte, tremendo.

  6. julio 31, 2009 8:56 am

    Ciertamente, estamos en un problema, el paro, que está claramente condenado a no desaparecer por mucho que nos pongamos. La única forma de eliminar el paro sería quitar del medio a todas las máquinas posibles y que todo se volviera a hacer a mano. Pero obviamente al sistema económico no le interesa, es muy improductivo. Y el sistema no entiende de problemas sociales, personales, humanos… Sólo le interesa el beneficio, y por lo tanto al sistema realmente le da igual que exista paro. Mira, ayer viendo en Canal de Historia la biografía de Bismarck, comentaban que había puesto a finales de su carrera todo un conjunto de mejoras sociales muy progresistas para su época (ayuda al desempleo, seguro social, pensiones, etc…), pero cuyo único objetivo no era ayudar a los obreros, sino que estos estuvieran contentos y no le dieran problemas. Y eso habiéndose librado previamente de los sindicatos y los socialdemócratas en general. Pues pienso que la situación no ha cambiado mucho. Creo que se mantienen los programas sociales porque interesa tener a la gente contenta, no porque al sistema le interese especialmente la gente. Esto se ve en muchos aspectos de la actualidad: el pacto social (no vamos a poner despido libre porque eso nos restaría votos), las pensiones (vamos a decir que para todo el mundo, pero al mínimo posible para que no suponga un problema de liquidez), lo que has indicado de los cursos de formación entre otras cosas para evitar las estadísticas y que la gente crea que está ocupada en algo, etc… Los datos están ahí, sólo hay que interpretarlos.

    Así que sí, tenemos para rato. El asunto es que cada vez necesitas estar más especializado para conservar tu trabajo. Los trabajos menos especializados (construcción, manufacturas, servicios, etc…) irán desapareciendo en poco tiempo. Mira, ahora mismo puedes comprar cualquier cosa por Internet. Yo hago comercios electrónicos para mis clientes, y se lo montan uno o dos solitos durante mucho tiempo. Ya no hace falta poner una tienda física, ni contratar a gente de cara al público… Si hasta los bancos lo hacen ya (ING Direct). Así las cosas, la destrucción de empleo va a ser cada vez más evidente, pero al sistema no le interesa ocuparse de las consecuencias. Hasta que llegue un momento que la burbuja explote, y a ver como, cuanto y a quien salpica. Id preparando los chubasqueros.

  7. julio 31, 2009 9:49 am

    Respecto a lo del Proyecto Venus, es cierto, suena muy a Ciencia Ficción, a una especie de utopía, pero coincido contigo en que el sistema se dirige inevitablemente hacia eso o hacia algo parecido. Yo por mi mismo había pensado en algo así sin conocer el proyecto, concretamente había pensado en que se debería volver a la verdadera economía, que no es otra cosa que la ciencia de la escasez. Las cosas deberían a volver a valer en función de su escasez global, a nivel planetario. De este modo el «valor» de un Ferrari, no debería ser mucho mayor que el de un digamos, Citroen, porque ni la utilidad que reporta ni los materiales de los que están hechos, difieren mucho en cuanto a su escasez. Pero claro, para montar algo así, habría que desmontar todo el sistema actual. Y dime tú como lo hacemos.

  8. julio 31, 2009 1:08 pm

    Lainon:

    Dices

    «La única forma de eliminar el paro sería quitar del medio a todas las máquinas posibles y que todo se volviera a hacer a mano. Pero obviamente al sistema económico no le interesa, es muy improductivo.»

    No es que no le interese eso al sistema (¿quién es el sistema?), es que no le interesa a nadie. Ni a ti ni a mí.

    El problema no es que sepamos hacer cada vez más y mejores cosas con menos trabajo (eso es bueno), sino que haya un grupo de población que no tenga acceso a la educación necesaria para ejercer ese tipo de trabajos.

    Si todo el mundo tuviera educación y, por tanto, posibilidad de crear o acceder a trabajos con alto valor, habrá más igualdad entre los tipos de trabajo. Seguirá habiendo tareas intensivas en trabajo y que no requieran conocimientos especiales. Serán pocas y, las que haya, estarán mejor remuneradas para hacerlas atractivas a gente cuya preparación le permite hacer tareas alternativas.

    Las tareas que requieran especialización no ofrecerán salarios altísimos si al lado hay gente preparada que cobra mucho menos.

    Si pasamos de una situación en la que cada persona se alimenta a sí misma a otra en la que la tecnología permite que una persona pueda alimentar a 100, el resultado no es que 99 personas se queden en paro, sino que se liberan recursos humanos para hacer otras cosas.

    Si pasamos de una situación en la que un vendedor puede atender a 10 clientes a otra en que puede atender a 100, el resultado no es que el 90% de los vendedores se queden en paro, sino que tendremos más recursos humanos para hacer otras cosas.

  9. julio 31, 2009 1:22 pm

    Dices que:

    «Si pasamos de una situación en la que cada persona se alimenta a sí misma a otra en la que la tecnología permite que una persona pueda alimentar a 100, el resultado no es que 99 personas se queden en paro, sino que se liberan recursos humanos para hacer otras cosas.

    Si pasamos de una situación en la que un vendedor puede atender a 10 clientes a otra en que puede atender a 100, el resultado no es que el 90% de los vendedores se queden en paro, sino que tendremos más recursos humanos para hacer otras cosas.«

    Pero…si todos los trabajos (entendiendo por trabajos las actividades humanas para producir bienes y servicios) poco a poco van siendo asumidos por máquinas…¿qué otras cosas van a hacer los humanos? ¿Tocarse las narices? ¿Escribir blogs? ¿Dedicarse a la vida contemplativa? En caso afirmativo…¿quién pagará para que los humanos se dediquen a eso? ¿o vivirán los humanos de lo que fabrican las máquinas (en el caso de que lo permitan los «propietarios» de las máquinas, es decir, esa idea que parecía tan desfasada pero que no lo está, «el capital», «los capitalistas»)?

    Yo veo muchas interrogantes, no veo el camino lleno de rosas que describes, José Luis. Pero ojalá tengas razón.

  10. julio 31, 2009 1:53 pm

    El camino no es de rosas, en cada cambio habrá gente que se pierda en el camino, habrá crisis,… pero la solución no es el estancamiento.

    Si todos los trabajos están hechos por máquinas (incluso su mantenimiento y programación, y la decisión de qué trabajos hacer), entonces todo será un bien libre, como el aire. Tendremos todas las necesidades resueltas sin pagar por ellas y nos aburriremos como ostras en nuestra vida contemplativa, por la que no necesitaremos que nadie nos pague nada.

    Al principio estará bien, pero la vida contemplativa, sin retos, puede ser un rollo.

    Pero no veo por ninguna parte que eso vaya a ser el caso nunca.

    Si las máquinas son de unos cerdos capitalistas, se las tendrán que comer con patatas. Si no les podemos dar nada que sirva de pago para que nos den algo de lo que hacen sus máquinas, simplemente tendremos dos sociedades. Una con un grupo de gente en la situación descrita en la primera parte de este comentario, y otra con el resto de los mortales haciendo «business as usual».

  11. julio 31, 2009 2:10 pm

    «Si las máquinas son de unos cerdos capitalistas, se las tendrán que comer con patatas. Si no les podemos dar nada que sirva de pago para que nos den algo de lo que hacen sus máquinas, simplemente tendremos dos sociedades. Una con un grupo de gente en la situación descrita en la primera parte de este comentario, y otra con el resto de los mortales haciendo “business as usual.»

    Ves tú…eso he de admitir que no se me había ocurrido…

  12. julio 31, 2009 3:33 pm

    Primero de todo, cuando me refiero al sistema hablo de lo que nos rodea: economía, política, sociedad, cultura, ocio, etc… Es decir, todo lo que hacemos y nos hacen continuamente desde que nacemos hasta que morimos. Nosotros estamos inmersos en ese sistema, pero no lo manejamos. Más bien a la inversa. Y si no te dejas llevar, eres un outsider, y las pasas jodidas, si no directamente te expulsan, y eso es la muerte social.

    En un sistema como el nuestro, o te adaptas o desapareces. Como decía antes, los que se queden en los trabajos más genéricos tendrán una tendencia cada vez mayor al paro hasta que de hecho ya no sea posible que encuentren trabajo de ninguna forma. Sólo los que tienen un trabajo muy especializado pueden optar a trabajar. Eso, y ser funcionario. Pero fijaros que ni eso es seguro: dentro de nada casi todos los papeleos con la administración ni siquiera serán papeleos, con lo que tendrán que desprenderse también de muchos funcionarios, o bien no contratar más a medida que se van jubilando. De hecho, ya mismo cada vez se hacen menos oposiciones y se acepta a menos gente en ellas, mientras crece el número de los que quieren ganarlas. Eso actualmente sólo beneficia a las academias, claro.

    No estoy del todo en desacuerdo con lo de las dos sociedades, de hecho es un futuro posible. Eso es lo que terminará ocurriendo si los poderes públicos no hacen nada al respecto. De hecho, muy subrepticiamente, ya está pasando en la actualidad. Hace poco hacía referencia en mi blog a los canis, este subgrupo urbano de clase baja. Bien, pues este grupo de por si ya forma una semi-sociedad separada con sus propios locales, tiendas, actividades, foros, etc… Cuando estos jóvenes crezcan, se llevarán consigo ese acervo subcultural, con el añadido de que pasarán a formar parte del grueso obrero que no encontrará empleo, creando grupos desocializados que no se podrán incluir debidamente en el sistema económico, no al menos de forma sencilla. Los que forman parte de otros grupos subculturales en general terminan formando parte del sistema principal de forma más o menos sencilla, pero estos a los que me refiero lo van a tener mucho más complicado. Vivimos en un momento social muy complejo, desde luego, y que va a tener consecuencias a muchos niveles. La única posibilidad de que la cosa no se desmadre demasiado es que los políticos se den cuenta de por donde van las cosas, pero al menos en España lo que se dice estadistas, no tenemos muchos entre los que están ahora mismo en el poder. La visión de futuro debería ser un elemento fundamental de un político, sobre todo si tiene cargos de autoridad, pero no es así. De esta manera, es fácil manipularlos en contra de la sociedad en general. Aquellos que tienen la habilidad de manipular el sistema (los que tienen dinero) son los que mandan. Y como estos son los que dirigen la economía (bancos, grandes empresas, …), son también los que controlan cosas como el empleo, los recursos productivos, etc… En estas circunstancias, poco se puede hacer al respecto, a menos que la rebelión social rompa la tónica general.

    Pero ahí hay otro problema. La rebelión social sólo ocurre cuando se le ha tocado tanto los tachines a la gente como para que no tenga nada que perder yendo «a la guerra». En eso Zapatero, aunque me cueste reconocerlo, ha ganado a sus antecesores. Tanto González como Aznar tuvieron sus huelgas generales como unos campeones (aunque luego no valga la cosa para nada, pero por hacer el paripé que no quede), pero Zapatero, de momento, está capeando el temporal a base de parches que hacen que la gente de momento no esté tan mal como para decir que esta boca es mía. Sin embargo, cuando el Estado ya no pueda aplicar más parches, cuando superemos los cinco o seis millones de parados, cuando la clase obrera se vea en la encrucijada, ya no habrá más excusas que poner, y se verán en un serio aprieto. Zapatero espera poder aguantar hasta las próximas elecciones, pero lo mismo puede que no llegue. No se puede parchear eternamente.

    Y bueno, que me enrollo. Una ultima cosa. En lo que se refiere a un hipotético futuro en el que la gente no tenga, teóricamente, nada que hacer, discrepo con la idea de que los ciudadanos se aburran y no haya alicientes. Todos recibiremos la misma educación y cultura, y podremos desarrollarnos, ya sea intelectual como artísticamente, de la forma que queramos, sin las ataduras del dinero y el trabajo. Pero claro, para eso tendríamos que desmantelar antes el sistema tal y como lo conocemos, y para eso es necesaria la rebelión social. Y volvemos al principio… 🙂

  13. agosto 1, 2009 4:06 pm

    El posible peligro es que esa enorme «brecha tecnológica» acabara causando más desigualdad en el mundo de la que ya venimos sufriendo.

    En fin, que todo depende de tantas cosas que es casi imposible hacer una predicción de las consecuencias que podría tener un cambio así.

  14. agosto 3, 2009 5:16 pm

    Ah, que bien vendría ahora la psicohistoria, ¿verdad? 🙂 Ciertamente es difícil definir como van a pasar las cosas al final. La complejidad de cálculo es demasiado grande. Ni teniendo realmente una ciencia que pudiera definir el resultado en base a ecuaciones parametrizadas podríamos definirlo realmente (a Asimov se le fue mucho la pinza, creo yo). Pero sí podemos asumir ciertas consideraciones de cara a realizar ciertos pronósticos. Lo que está claro es que el uso de la tecnología va a aumentar exponencialmente. Un ejemplo claro es Internet: la próxima generación (basada en IPv6) permitirá que cada ser humano y máquina del planeta (y casi animal y planta) tengan su dirección IP propia, con lo que prácticamente podremos convertir a las personas en máquinas conectadas a la red. Hoy día ya se puede hacer de hecho: puedes implantar chips de seguimiento, que con la futura tecnología podrá implementarse a nivel mundial. Esto, que suena muy a gran hermano, es sólo el objetivo final: los DNIe son en realidad esto mismo, sólo que offline. De esto tengo que escribir en breve. Pero consideraciones sociales aparte, en lo que se refiere al trabajo la tecnología lo va a cambiar todo de aquí a 10-15 años tope. La frontera va a estar en la construcción de máquinas que puedan sustituir al hombre en la construcción, que es el proceso más complicado que ahora mismo requiere de manualidad. Porque en lo demás, ahora mismo ya se puede sustituir a casi todo el mundo de sus trabajos, excepto, como ya indicaba antes, de los muy especializados (aún no puede sustituirse a un programador informático, por ejemplo, pero se podrá). Esa será la última frontera. Superado eso, el paro será del 100%. Así que antes o después, los estados tendrán que enfrentarse a ese paro. La única solución factible que veo es que el estado tendrá que transformar la economía de monetaria a una basada en recursos. Dado que nadie trabajará, nadie obtendrá dinero, con lo que no tendrá para gastar y por lo tanto se bloqueará la cinta de flujo de caja. Esto da para dos posibilidades: o el mundo se bloquea completamente, o como digo los estados intervienen regenerando el estado económico y social. Claro que a estas alturas no lo ve ningún jodido político. No tienen miras suficientes, así que cuando pase se darán con ello de bruces. La desigualdad, como tú dices, no es que sea mayor que la actual, es que será total: unos pocos no tendrán la mayoría de las cosas como ahora, sino todo, y la mayoría no tendrá absolutamente nada. Esto puede generar dos posibilidades: o hay una revolución social al estilo de mediados del siglo 19, o bien la jerarquía del sistema cambia a una meritocracia que haga esos cambios que indicaba antes. En cualquier caso, en 50 años nuestro mundo no será ni mucho menos como lo conocemos ahora (súmale la desaparición del petroleo, y tendrás una ecuación jodida jodida).

    ¿Qué suena a ciencia ficción? Suena, pero de CF nada. Esto ya se está adelantando ahora. De todas formas, lo anterior es una apreciación mía: las circunstancias pueden variar de forma muy diversa. Sólo doy una posibilidad. Pero vamos, la conclusión para mi es clara, y la he dicho antes: en unos relativamente pocos años vamos a tener cambios muy grandes, si en medio no pasan cosas tipo guerras que cambien el panorama de una forma u otra. Pero eso da para pensar otro rato más a fondo…

  15. agosto 4, 2009 7:16 pm

    Al final todo es una cuestión moral: si esta tecnología se usa bien, el mundo mejorará, si cae en manos de quien no debe, habrá problemas. Y en medio, multitud de tonos grises, como la vida misma.

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