¿Deberían las autoridades parar a Florentino Pérez?

Ya lo dijo nuestro querido Marina: «una sociedad que invierte más en fútbol que en educación, es una sociedad muy estúpida«. Los socios y aficionados del Real Madrid, deben llevarse la palma en el ranking de la estupidez. Si no, no se explican determinadas decisiones. Yo nunca he sentido ninguna afición al fútbol. Es más, todos estos hinchas que hacen de los logros (o fracasos) de sus equipos un acontecimiento personal, hasta el punto de que una victoria o derrota en el campo les amarga o les alegra el día, se me antojan unos seres patéticos que no tienen con que ocuparse en sus propias vidas, seres de los que de verdad hay que compadecerse. Y el apoyo de los clubs de fútbol a los ultras, me ha parecido siempre una práctica repugnante. Comportamientos como ese por parte de los directivos de los equipos de fútbol, simplemente deberían estar tipificados y penados por la ley. Es cierto que cuando una entidad privada se juega sus propios cuartos, la ley del mercado debe dejarle que haga con su dinero lo que quiera, pero ciertas noticias, más que alegrar a los respectivos seguidores de los equipos, en una sociedad sana, lo que deberían crear es alarma social. Me refiero a la noticia de que el Real Madrid pretende gastar 300 millones de euros (sí, 300 millones, como lo leen) para confeccionar un equipo «competitivo» que le permita ganar la Liga de Campeones del 2010. Lo surrealista de la noticia (por ponerle un calificativo suave) se completa con la información de que el Madrid tiene intención de pedir créditos por valor de 100 millones de euros, a la vez que ya tiene contraídas deudas por el importe de otros 300 millones. No sé si lo más increíble de todo es que tan absurda operación financiera sea aplaudida por muchos, o que las autoridades no hayan pensado en parar tal disparate a base de decretos-ley. ¿Cuántas pymes se podrían reflotar con ese dinero? ¿Cuántos recursos educativos, sociales, de infraestructuras, podrían crearse en una España sumida en una gran crisis económica con esas astronómicas cantidades que el señor Pérez maneja con total naturalidad? ¿Por qué que un banco caiga es un «riesgo sistémico» que justifica reflotarlo con miles de millones de dinero público y dejar que alguien gaste tamaña cantidad de capital en futbolistas no es calificado directamente de barbaridad?

Vivimos en una sociedad en la que los niños admiran más a un futbolista o a un concursante de Gran Hermano que a un médico o a un ingeniero, y en la que el periódico más vendido es el «Marca». Una sociedad así, no puede llegar muy lejos, créanme.